Escribir un libro es una tarea artística y de inspiración más que técnica, y no existen fórmulas mágicas para que tu obra logre el éxito o la excelencia que deseás. Pero sí existen procedimientos de escritura que te van a ayudar a mejorar el proceso, reducir errores de continuidad y facilitar al lector una lectura amena o no, según lo que le quieras transmitir.
Corazón de la historia
Lo primero que vamos a hacer es materializar esa historia que tenes en tu cabeza, lo primero va a ser entender los “procedimientos narrativos” para poder utilizarlos a nuestro favor en nuestro primer bosquejo de historia que vamos a escribir y hecho estas dos cosas terminar de describir los personajes que nos van a acompañar en esta gran aventura que ya desarrollamos un poquito.
Procedimientos narrativos y sus tipos
Los procedimientos narrativos son las técnicas que un autor utiliza para construir y desarrollar una historia. Funcionan como las herramientas de taller del narrador: determinan el ritmo, el punto de vista, la manera en que se transmite la información y la forma en que el lector se conecta con los personajes y los hechos.
Entre los principales procedimientos narrativos encontramos:
- Narrador y punto de vista
- Primera persona: el protagonista o un personaje cuenta los hechos desde su mirada.
- Tercera persona: un narrador externo relata, con mayor o menor conocimiento de la historia.
- Segunda persona: menos común; se dirige directamente al lector o a un personaje (“tú”).
- Orden temporal
- Lineal: los hechos se narran en el orden en que suceden.
- Anacrónico: incluye saltos en el tiempo, como flashbacks o anticipaciones.
- Construcción de la acción
- Descriptivo: se detienen los hechos para pintar ambientes, objetos o personajes.
- Dialogado: los personajes hablan y se expresan directamente.
- Expositivo o explicativo: el narrador aclara o da información adicional.
- Acción narrativa: el relato avanza mostrando sucesos y conflictos.
- Ritmo y estilo
- Uso de frases breves para generar tensión o dinamismo.
- Pasajes más largos y detallados para crear ambientación o profundidad.
- Estructuras narrativas clásicas
Además del ritmo y el punto de vista, existen esquemas narrativos que sirven como guía para organizar la historia. No son moldes rígidos, pero ofrecen un camino probado para mantener la atención del lector. Entre los más utilizados:- Camino del héroe (Joseph Campbell, simplificado):
- Mundo ordinario → el protagonista vive su vida cotidiana.
- Llamado a la aventura → algo rompe esa rutina y lo impulsa a salir de su zona de confort.
- Cruce del umbral → acepta el desafío y entra en un mundo nuevo, desconocido.
- Pruebas y aliados → enfrenta obstáculos, conoce personajes que lo ayudan o lo retan.
- Clímax → se enfrenta al gran desafío, al “dragón” interno o externo.
- Regreso → vuelve transformado, con un aprendizaje o un don que lo cambia para siempre.
- El viaje de la heroína (Maureen Murdock):
Un camino paralelo al del héroe, donde la protagonista suele:- Separarse de lo femenino.
- Buscar validación en lo externo.
- Afrontar pruebas de éxito y fracaso.
- Reconectar con su esencia interior.
- Integrar lo femenino y lo masculino en equilibrio.
- Trama en tres actos (clásico teatral y cinematográfico):
- Acto I – Planteamiento: presentación de personajes, mundo y conflicto inicial.
- Acto II – Confrontación: pruebas, giros, obstáculos y desarrollo de la tensión.
- Acto III – Resolución: clímax y desenlace del conflicto.
- Trama en espiral o circular:
La historia vuelve al punto de partida, pero con el protagonista transformado. Muy común en relatos de aprendizaje, bildungsroman o cuentos filosóficos. - Tramas múltiples:
Varias líneas narrativas se desarrollan en paralelo y se cruzan o se reflejan entre sí, enriqueciendo la novela y creando una lectura más compleja.
La importancia de escribir una mini historia previa
Basándonos en los procedimientos narrativos, resulta muy valioso escribir una mini historia que funcione como un esqueleto narrativo. Esta breve narración resume los acontecimientos principales y el desenlace esperado.
La mini historia cumple varias funciones:
- Claridad: permite visualizar de manera sencilla qué va a ocurrir, evitando contradicciones y pérdidas de rumbo.
- Dirección: establece un norte narrativo, una brújula cuando surgen dudas o bloqueos.
- Coherencia: ayuda a mantener la lógica de los acontecimientos, asegurando que cada escena tenga un propósito.
- Ajustes tempranos: facilita detectar huecos argumentales o partes débiles antes de escribir capítulos completos.
En otras palabras, la mini historia actúa como un mapa: no es el territorio definitivo de la novela, pero orienta cada paso del camino creativo.
La importancia de describir a los personajes
Los personajes son el motor de toda narración. Más allá de los hechos, son quienes emocionan, sorprenden y mantienen al lector conectado con la historia. Por eso, dedicar tiempo a su descripción es un procedimiento esencial para mantener la coherencia durante toda la obra (esto no excluye que el personaje haga algún cambio sustancial).
La descripción de personajes aporta:
- Identidad: diferencia a cada personaje y lo hace reconocible.
- Profundidad: no solo aspecto físico; también personalidad, rasgos, motivaciones y contradicciones.
- Coherencia en la acción: un personaje bien definido actúa de acuerdo con su carácter.
- Conexión emocional: cuanto más vivos y humanos resulten, más fácil será que el lector empatice.
Describir no significa detener la narración con listas de rasgos: es mejor integrarlos en la acción y el diálogo, para que el lector los descubra casi como en la vida real.
Construcción del mundo
El mundo donde ocurre una novela no es un simple escenario: es el marco que sostiene cada acción, diálogo y conflicto. Incluso en una historia realista, el contexto social, cultural y geográfico influye en cómo los personajes piensan, actúan y se relacionan.
La construcción del mundo implica decidir:
- Época y lugar: ¿presente, pasado o futuro? ¿Pueblo, gran ciudad, país inventado?
- Reglas y normas: leyes, costumbres y tradiciones que habilitan o limitan las acciones.
- Ambiente físico: climas, paisajes, arquitectura, tecnología, recursos.
- Ambiente cultural y social: clases sociales, valores predominantes, conflictos de la comunidad.
- Detalles cotidianos: qué comen, cómo viajan, expresiones, música, hábitos.
Un mundo bien construido aporta credibilidad: incluso si es fantástico, debe sentirse real. Además, condiciona a los personajes: alguien criado en un entorno hostil no reaccionará igual que quien nació en un ámbito seguro.
En definitiva, el worldbuilding no solo sitúa la historia, también la nutre y condiciona: un mismo personaje puede ser distinto según el mundo en el que se mueva.
Metodología de documentación y continuidad narrativa
Una novela no es solo un ejercicio de inspiración: también es un proyecto creativo que puede extenderse en el tiempo. Muchas veces los escritores interrumpen su proceso, lo retoman meses después o incluso delegan partes a coautores, editores o asistentes de escritura. Para que la obra conserve su coherencia y pueda continuarse sin perder su esencia, resulta clave aplicar una metodología de documentación narrativa.
El objetivo es que tu proyecto quede registrado de tal forma que, si otra persona (o tu yo del futuro) toma los materiales, pueda comprender el rumbo de la historia y continuar sin dificultades.
Esta metodología se apoya en tres pilares ya trabajados:
- Mini historia previa – el mapa narrativo.
- Descripción de personajes – la ficha identitaria de cada actor de la historia.
- Construcción del mundo – el marco de reglas, tiempos y escenarios.
A partir de allí, se recomienda:
1. Documentar cada elemento clave
- Escenas: anotar qué sucede, en qué lugar, con qué personajes y cuál es la intención narrativa (avanzar trama, mostrar un rasgo, generar tensión).
- Capítulos: definir de forma breve su propósito (qué se revela, qué se resuelve, qué conflicto se abre).
- Conflictos y subtramas: dejar claro el porqué de cada línea narrativa, cómo se conecta con la trama central y cuál es su desenlace esperado.
2. Explicar el “qué” y el “por qué”
No alcanza con escribir qué sucede. Es fundamental anotar también por qué sucede:
- ¿Qué función cumple esta escena en el todo de la novela?
- ¿Qué transformación o revelación aporta en la evolución del personaje?
- ¿Por qué elegí este escenario o este detalle?
De este modo, cualquier lector del material comprenderá la intención detrás de cada decisión narrativa.
3. Crear un dossier narrativo
Un archivo organizado (digital o físico) donde quede todo registrado:
- Mapa de trama (mini historia previa + esquema de estructura).
- Fichas de personajes (historia, rasgos, motivaciones, evolución).
- Biblia del mundo narrativo (lugares, reglas, tiempos, costumbres, detalles únicos).
- Notas del autor con aclaraciones sobre tono, voz, estilo y decisiones creativas.
4. Pensar en la continuidad
El dossier debe leerse casi como un manual de instrucciones:
- Si alguien más lo toma, debería poder continuar escribiendo en coherencia con lo ya hecho.
- Si vos mismo lo retomás después de un tiempo, deberías reconectar de inmediato con la lógica de tu historia y los pendientes narrativos.
Importante
Además de documentar, es fundamental registrar tu novela en el organismo correspondiente (por ejemplo, en Argentina, la Dirección Nacional del Derecho de Autor; en España, el Registro de la Propiedad Intelectual). Este paso protege legalmente tu creación y asegura que seas reconocido como su autor.
Momento de la verdad: desarrollando la historia
Ahora que tenés las bases, llega el momento de escribir. Volvé al bosquejo inicial y expandilo en una trama más amplia, con conflictos, subtramas, escenas y capítulos. Es el punto en que la imaginación se suelta y la historia cobra vida.
Trama y estructura
Si la mini historia es un mapa sencillo, la trama y la estructura son el plano arquitectónico detallado. Aquí el autor define no solo qué va a pasar, sino en qué orden y con qué tensión narrativa.
Formas clásicas de estructurar una historia:
- Tres actos
- Inicio: mundo, personajes y conflicto principal.
- Desarrollo: obstáculos y decisiones que transforman.
- Desenlace: resolución (éxito, fracaso o final abierto).
- Viaje del héroe
- Llamado a la aventura.
- Pruebas y aliados.
- Enfrentamiento con el gran desafío.
- Retorno con aprendizaje o transformación.
- Tramas múltiples
Varias historias paralelas que se cruzan o se reflejan entre sí para enriquecer la lectura.
Más allá del modelo, lo importante es que la estructura aporte ritmo y coherencia: cada escena debe cumplir un propósito (avanzar la acción, profundizar en personajes o aportar tensión). Un buen esquema es flexible: no se trata de atarse a un molde rígido, sino de contar con una guía que mantenga el interés del lector de principio a fin.
Conflicto y subtramas
El conflicto central es el corazón de la novela: la fuerza que mueve a los personajes y mantiene la atención del lector. Sin conflicto no hay tensión; sin tensión, no hay historia.
Tipos principales de conflicto:
- Externo: obstáculos visibles o enfrentamientos directos (un antagonista, una guerra, un misterio, un viaje arriesgado, un amor imposible).
- Interno: luchas del mundo interior del personaje (miedos, deseos, dudas, contradicciones).
Una novela sólida combina ambos niveles: el externo aporta dinamismo; el interno, profundidad y humanidad.
Las subtramas funcionan como caminos secundarios que enriquecen la narración. Sirven para:
- Mostrar otras facetas de los personajes.
- Ampliar el mundo con temas paralelos (amistad, familia, política, romance, etc.).
- Crear contrastes o espejos del conflicto principal.
- Ofrecer respiros narrativos que eviten la monotonía.
El equilibrio está en que las subtramas no opaquen el conflicto central: deben reforzarlo y matizarlo.
Escenas y capítulos
Definidos el mundo, la trama y los conflictos, llega la fase práctica: convertir ideas en escenas y capítulos.
- Escena: unidad mínima de la narración. En cada una sucede algo significativo (conversación, descubrimiento, enfrentamiento). Toda escena debería tener inicio, desarrollo y cierre, por pequeño que sea.
- Capítulo: agrupación de escenas que forma una unidad mayor. Su función es marcar ritmo y generar expectativa.
Para que la novela avance con fluidez, cada capítulo debería cumplir al menos una de estas funciones:
- Avanzar la acción o el conflicto (evitar escenas irrelevantes).
- Revelar algo de los personajes (decisiones, diálogos, reacciones).
- Mantener la tensión (acción, emoción, reflexión o silencio significativo).
El ritmo también depende de la extensión:
- Capítulos breves y ágiles → dinamismo y tensión.
- Capítulos más extensos y descriptivos → densidad, profundidad e introspección.
En definitiva, escenas y capítulos son la arquitectura visible de la novela: lo que el lector experimenta paso a paso.
Estilo, voz y revisión editorial
Una novela no es solo lo que cuenta, sino cómo lo cuenta. La voz narrativa es ese sello único con el que el autor transmite su mirada, sus emociones y su manera de decir.
Trabajar la voz y el estilo implica:
- Consistencia: mantener un tono estable (íntimo, poético, directo, reflexivo, irónico, etc.).
- Autenticidad: una narración genuina, fiel al autor (sin imitaciones forzadas).
- Cadencia y musicalidad: ritmo de las frases, silencios, repeticiones y pausas.
- Adecuación: lenguaje acorde al género, al público y a la intención de la obra.
Ahora bien, lograr una voz propia no basta: todo manuscrito necesita revisión editorial para alcanzar su mejor versión.
La revisión comprende:
- Corrección ortogramatical (ortográfica y gramatical): escritura, puntuación y sintaxis impecables.
- Cohesión y coherencia: flujo natural sin contradicciones internas.
- Uniformidad: consistencia en nombres, tiempos verbales, formatos y referencias.
- Claridad y precisión: eliminar redundancias y reforzar pasajes confusos.
- Detalles de estilo: ajustes sutiles que mejoran legibilidad e impacto emocional.
En Palabralarga Editorial entendemos la revisión como un proceso doble:
- Corrección de voz: acompañamos al autor para fortalecer su estilo personal sin perder su esencia.
- Corrección ortogramatical: garantizamos la solidez técnica y lingüística de un libro listo para publicar.
Así, cada obra conserva la autenticidad de quien la escribió, con la claridad y la excelencia que merece una publicación profesional.
Escribir una novela es solo la primera parte del camino. Una vez que la historia está terminada, comienza otra etapa igual de importante: darla a conocer. Una obra inédita que permanece en un cajón es un sueño incompleto. Promocionar tu libro no significa “venderse”, sino abrir caminos para que llegue a los lectores que lo están esperando.
En Palabralarga Editorial entendemos que publicar un libro no termina en la corrección ni en la edición. Nuestro trabajo también consiste en acompañar al autor en la promoción, registro en los entes correspondientes para proteger tu libro y comercialización de su obra.
¿Qué hacemos juntos?
- Asesoramiento personalizado: diseñamos un plan de visibilidad adaptado a cada autor y a su público lector.
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- Promoción continua: te guiamos para mantener la presencia activa de tu libro en el tiempo.
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En otras palabras, no solo editamos libros: ayudamos a que los lectores los encuentren, los compren y los recomienden.